Anhelo que vayas a India.
Que postres tu cabeza a los pies del samadhi de tu amado Prabhupada.
Que por fin tu mirada se pierda a traves de la ventana de la cocina de Srila Prabhupada donde él se sentaba a tomar prasada y pensaba en venir a salvarnos de este mundo de ilusión.
Quiero que vayas a Vrindavana a recoger el polvo de los pies de loto de los devotos de Krisna, que te rindas a ellos y que le des de comer a los monos afuera de Seva Kunja donde Krisna y las gopis danzan el baile divino del rasa.
Que esbozes esa sonrisa fuerte y grave al contemplar por vez primera el rio Yamuna.
Que las ñañaras del avión anticipen toda la emoción que se te va a venir encima.
Este viaje se volvera un homenaje a tu querido Padre y a tu amado hermano que anhelaban que vivieras tus sueños.
Mientras los «lideres» se iban a los viajes a costa del trabajo de devotos como tú, recuerdo como te quedabas sirviendo al vaquerito de Vrindavana en el templo levantándote de madrugada, lavando las ollas con las uñas con agua que quemaba de lo frio, pensando, anhelando algun día ir a nuestra tierra prometida, de donde Prabhupada vino para llevarnos a su querida Vrindavana.
El espiritu egoista y lujurioso con el que ellos fueron contrastaba con la dedicación, paciencia y entrega que siempre caracterizó tu servicio. Eres mi gran orgullo madre.
Ir a Vrindavana depende de una actitud, de un deseo, de una intencion… y sobre todo de la misericordia de los devotos en nuestra existencia.
Cuando tu frente que ante los embates de la vida siempre se ha mantenido en lo alto con toda la fuerza de tu dignidad, se postre ante el cuarto de Srila Prabhupada desde donde pensaba en rescatarnos, me hara muy felíz.
¿Por cuántas vidas habremos esperado para poder ir a Vrindavana?, y ahora por la misericordia de los devotos podremos ir.
¿Por cuántas existencias esperamos para ser salvados por la misericordia de los devotos?
Vrindavan, Vrindavan, Vrindavana.
Tu historia de toda una vida, que tu padre comenzo a escribir desde la sierra de Oaxaca y tu madre desde las nopaleras de Querétaro. Tu viaje a India se encontrara con tu existencia por fin en la tierra de Vrindavana, la tierra de Krisna y la tierra del amor de los devotos por Krisna.
El sin sentido que muchos pronosticaban en la elección de nuestras vidas se desvanecerá a las orillas del Radha Kunda.
El sacrificio del amor que has hecho por tus hijos, se consagrará cuando sin decir nada, juntes tus manos frente a los vrajabasis…
El trabajo arduo que por años llevaste en tus hombros valdrá la pena cuando tu mirada se pose frente al samadhi de Srila Prabhupada y le agradezcas lo que ha hecho por ti y por nosotros.
Iras con el apoyo de tu compañero: mi padre, que en los sin sentidos de este mundo material lleno de sufrimiento fue con quien comenzaste este viaje a Vrindavana hace ya mas de 30 años.
Irás con la felicidad que compartimos tus hijos, a quienes enseñaste que Vrindavana es nuestro hogar.
Irás con el apoyo de tus hermanos -especialmente tu hermano Marcos- que siempre han estado ahi para ti y tu para ellos.
Krishna ha protegido tu pasos, te ha llevado de la mano y con tu paciencia has hecho un camino seguro bajo la guia de los devotos, ahora disfruta, observa con los oidos y escucha con el corazon, se feliz con los devotos en tu hogar eterno, donde todos pertenecemos: Sri Vrindavana Dham.